Recientemente, los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han redefinido el “nivel de acción” de exposición al plomo en los niños. Se considera que los niños ahora están en riesgo y cualifican para un seguimiento médico cuidadoso si tienen más de cinco microgramos por decilitro de plomo en sangre—la mitad del límite previo. El envenenamiento con plomo puede causar problemas cognitivos y de conducta y la Academia Americana de Pediatría recomienda hacer pruebas para medir los niveles de concentración de plomo en sangre a la edad de 1 año y otra vez a los 2 años, cuando las concentraciones están en su pico.

La mayoría de los casos de envenenamiento con plomo ocurre en viviendas deficientes, en especial aquellas que todavía tienen los marcos de ventana con pintura a base de plomo prohibida desde 1978. Las familias en las viviendas construidas antes de 1950 también deben estar alertas sobre el plomo. La Comisión de Seguridad de Productos de Consumo advierte que los kits para probar plomo en el hogar que se venden en línea o en ferreterías puede que no sean lo suficientemente confiables para identificar y remover fuentes de exposición. Los contratistas profesionales ofrecen resultados más precisos.

A los niños con niveles de plomo en sangre sobre los niveles de los nuevos límites, por lo general, se les da seguimiento en lugar de tratarlos con medicamentos que poseen riesgos serios. Una vez se han removido las fuentes con plomo, los niveles de plomo en sangre en los niños, típicamente, vuelven al nivel normal en semanas.

El CDC confirma que, en lugar de un tratamiento remedial, la meta principal debe ser asegurarse que los niños no estén expuestos al plomo, eso en primer lugar. Por suerte, los niveles de la mayoría de los niños estadounidenses de hoy día están bien por debajo del punto de acción, con promedios de contenido de 1.8 microgramos, mientras que los niños de edad escolar, adolescentes y adultos enfrentan muy poco riesgo.